Por Pedro J. Rubio Hernández
Coordinador de biblioteca del CEIP La Fuenfresca
“Yo voy soñando caminos…” decía Antonio Machado en uno de sus poemas. Antonio Machado el poeta al que vamos a honrar este año conmemorando el 80 aniversario de su muerte.
Y soñando sin soñar demasiado porque es un sueño cumplido, veo este V certamen de poesía celebrado en el Colegio de Educación Infantil y Primaria de la Fuenfresca en el que algunos maestros y maestras utilizan los libros elaborados en el certamen anterior con todas las poesía presentadas para estudiar la rima y la métrica, la presentación adecuada para deleitar a un público lector que ojeará con ansia estos libros de poemas, y así, mejoraremos cada año porque poniendo al alumnado en una situación real, su esfuerzo cobra más sentido.
Veo también a unas cuantas personas decorando la biblioteca para tal evento, organizando y leyendo las poesías para elegir una representación de las 225 presentadas este año con las que elaboramos tres libros.
Veo a todos los niños en un acto en el que se leerán los poemas destacados y verán los libros en los que están todas sus poesías presentadas; y finalmente miro con alegría donde, como colofón, leemos la poesía seleccionada de cada aula entregando a su autor o autora un clavel al estilo de los juegos florales antiguos, y aquí, las familias, profesorado y alumnado vienen para compartir el resultado de un trabajo pedagógico de aula englobado en un proyecto de todo el centro.
Y soñando un poco, ahora sí, quiero imaginar a Antonio Machado compartiendo con nosotros este colofón del V Certamen de poesía de este colegio y os lo presento:
Antonio Cipriano José María Machado Ruiz. (Sevilla, 26 de julio de 1875 - Collioure, Francia, 22 de febrero de 1939). Poeta, dramaturgo y narrador español, fue un poeta emblemático de la Generación del 98.
Aunque más conocido como poeta, creó junto con su hermano Manuel unas cuantas obras de teatro como La Lola se va a los puertos (de la que en 1993 se hizo una película con Rocío Jurado y Paco Rabal). En 1907 obtiene la cátedra de francés en Soria donde conoce a la que luego será su mujer y el gran amor de su vida, Leonor Izquierdo, con la que se casa en 1909 (ella tiene 15 años y él 34) pero la felicidad solo dura 3 años al fallecer ella. Trabaja luego en Segovia y Madrid, por ejemplo, pero la guerra le hace huir a Francia, exactamente a Collioure, donde muy pronto muere triste y solitario.
Muchas poesías de Antonio Machado son popularmente conocidas sobre todo por haber sido cantadas por exitosos artistas, no obstante el cantante más reconocido en hacer canciones de versos de Antonio Machado es Joan Manuel Serrat. ¿Quién no reconoce “Cantares" "Guitarra del mesón", “Llanto y coplas”, “La saeta”, “Del pasado efímero”, “Españolito”, “A un olmo seco”, “He andado muchos caminos” y “Parábola”?.
Y ahora sí, soñando pero deseando que mi sueño baje del mundo de lo irreal para plasmarse en el mundo escolar y de la infancia, digo, por si las musas recogen mi voz: “Cinco años ya realizando una actividad con el ánimo de facilitar un entorno real en el que trabajar unos cuantos contenidos pedagógicos y actitudinales, cinco años en los que desde el primer momento ha habido una participación masiva del alumnado y notable del profesorado y las familias, por eso, recordando un fragmento de un poema de Antonio Machado:
“Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…
…y sin ánimo de esperar o desear nada, afirmo que los poemas volarán, los claveles se secarán, los recuerdos se irán diluyendo con el tiempo… pero quedarán nuestras huellas en los libros elaborados y un camino abierto en el que seguir dejando huellas visibles apenas un momento mientras las olas las diluyen, pero así es la vida, un momento que junto a otros forman toda una existencia y si las huellas dejadas, no destruyen flores a nuestro paso y las estelas en las que se convierten dan un toque de luz a la serenidad de un paisaje, habrá valido la pena el camino y otras personas podrán caminar recordando las efímeras huellas trazadas, mostradas, dejadas, vividas. Eso deseo.
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